[et_pb_section admin_label=»Sección» fullwidth=»off» specialty=»off»][et_pb_row admin_label=»Fila»][et_pb_column type=»4_4″][et_pb_post_title admin_label=»Título de publicación» title=»on» meta=»on» author=»on» date=»on» categories=»on» comments=»on» featured_image=»on» featured_placement=»below» parallax_effect=»off» parallax_method=»on» text_orientation=»left» text_color=»dark» text_background=»off» text_bg_color=»rgba(255,255,255,0.9)» module_bg_color=»rgba(255,255,255,0)» title_font_size=»36px» title_all_caps=»off» meta_font_size=»14″ use_border_color=»off» border_color=»#ffffff» border_style=»solid» title_line_height=»1.2em»] [/et_pb_post_title][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section][et_pb_section admin_label=»section»][et_pb_row admin_label=»row» make_fullwidth=»off» use_custom_width=»off» width_unit=»on» use_custom_gutter=»off» gutter_width=»3″ padding_mobile=»off» allow_player_pause=»off» parallax=»off» parallax_method=»off» make_equal=»off» parallax_1=»off» parallax_method_1=»off» column_padding_mobile=»on»][et_pb_column type=»2_3″][et_pb_text admin_label=»Compartir en Redes» global_module=»19812″ background_layout=»light» text_orientation=»left» text_font_size=»14″ use_border_color=»off» border_color=»#ffffff» border_style=»solid» saved_tabs=»all»] [shareaholic app=»share_buttons» id=»21571468″] [/et_pb_text][et_pb_text admin_label=»Texto» background_layout=»light» text_orientation=»left» text_font_size=»14″ use_border_color=»off» border_color=»#ffffff» border_style=»solid»]
UPDATE 1: ANTE LAS ACUSACIONES DE ENSAÑARME CON RYANAIR, me gustaría aclarar algunas cosas, 1) si hubiese sido iberia, el titular sería iberia. 2) El hombre murió en un vuelo de ryanair, no de iberia. 3) Quien piense o deje de pensar que es de mal gusto contarlo, decirle que llevamos más de 130 megusta en la página creada para obligar a las aerolineas a tener un DESA en cada avión. Eso es importante. No la aerolinea.
La mañana empezó temprano, con una pizca de suerte, la fotocopia de la facturación online de la (para mí) peor compañía aérea del mundo se me había perdido en el taxi de camino al aeropuerto. Habría que discutir mucho la política de esta compañía de cobrarte 40 euros por no facturar online. Pero cuando compras un billete, sabes que el trato va a ser ridículamente agresivo, serio y por supuesto nada agradable. Así que no voy a entrar a valorar lo que ya sabe todo el mundo y la cual es más una opinión subjetiva.
Pero esta vez fue una excepción, me atendió una señorita más amable de lo acostumbrado que me concedió la tarjeta de embarque, y así me vi, yendo hacia la puerta de embarque y ayudando a una señora mayor muy simpática, recién operada de la rodilla, subí al avión feliz por poder darle la sorpresa a mi señora madre, que ha cumplido años hoy. Cuanto se valora la vida, después de ver la muerte en tu cara.
La primera cosa que me gustaría destacar aunque no tuviera importancia a la hora de los acontecimientos que vendrían más tarde, fue que esta misma señora mayor operada que tenía embarque preferente, no por su enfermedad, sino porque pagó para ello, tuvo que salir y llegar sola al avión, y recorrer los 300 o 400 metros que la separaban del avión a patita limpia, sin que ninguna de las 7 personas del aeropuerto que contabilicé en el camino la ayudara a llegar, obviamente todos la sobrepasamos, pero la esperamos porque se lo merecía. Pero un cero al personal del aeropuerto y de Ryanair.
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Subimos al avión, y sorprendente conseguí asientos de puerta de emergencia. Sabiendo la estrechez que caracteriza estos vuelos baratos, es un placer para las rodillas… hasta que de repente un golpe súbito en el suelo me hacía levantarme de mi asiento de ventanilla. Un señor de mediana edad, bastante grueso se desploma ante mis narices y cae como un peso muerto en el pasillo justo antes de las salidas de emergencias, no podíamos creer lo que veíamos. Tanto el azafato como la azafata, se pusieron a su lado totalmente rígidos, aterrorizados, hasta que la mujer que acompañaba a este hombre pidió un médico. A lo cual yo personalmente me apresuré intentar abrir hueco, y ayudar a despejar la zona, para que los profesionales que hubiera en el avión pudiera hacer su trabajo.
Lo que no esperábamos es que siguieran metiendo gente en el avión ante la pasividad total de la tripulación, que intentaba ayudar sin saber que hacer, desde luego, no se les puede culpar de lo sucedido, pero puedo asegurar que a mi personalmente no me ofrecieron ninguna garantía de que supieran siquiera lo que había en el avión.
Automáticamente y como caracteriza a los españoles en casos de emergencia, en menos de 1 minuto había tres personas (de los pasajeros) atendiendo a este señor y pidiendo el material básico para intentar salvar la vida de este señor. No se me olvida la cara de esa señora, desesperada, lo siento mucho por ella. Al ver que no había movimiento, excepto que seguía entrando gente en el avión, y que el hombre luchaba junto con sus médicos/compañeros de pasaje por la vida. Intenté dispersar a la gente, hacer hueco por donde podía. Y así empezó la odisea real.
No aparecía nadie, las dos mujeres que no dejaban de masajear el corazón de este pobre hombre, se veían huérfanas de recursos, nada. Sin ni siquiera un material básico, pasaban los minutos, hasta que se agotaron y pidieron ayuda, la actitud del personal de vuelo fue repetir la petición de ayuda. Si algo sabían hacer no quisieron o no pudieron. Una chica joven, se acercó a ayudar y relevar a estas dos personas agotadas. Dicen que las ayudas llegaron en 7 minutos. si eso fuera verdad se tardaron al menos 13 minutos en avisarles. Y realmente fue duro y sentí una impotencia tremenda de no tener los conocimientos necesarios para ayudar más, pero al menos traté de organizar al resto del pasaje porque si alguien estaba cerca era yo y podía ayudar en esas tareas.
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Al fin llegó la ayuda, y menos mal que el señor que llegó, aunque tarde, lo primero que hizo fue poner sentido común y pedir que todo el mundo abandonara el avión. Tal y como oís, nadie de la tripulación pidió eso, de hecho cuando comencé a gritar todo el mundo fuera, la gente intentó salir. Pero sorpresa sorpresa, habían retirado la escalerilla trasera, y para colmo a algún iluminado de la tripulación se le ocurre pedir que antes de abandonar el avión recogiéramos las maletas, confusión y nerviosismo, y de mientras ese hombre se moría. Entonces entendí que mi misión era denunciar el asunto de la única forma que sé retratar mi mundo, y fue entonces y solo entonces cuando saqué la cámara, e hice fotos, y para eso si vino el azafato, y me dijo que estaba prohibido hacer fotos. PARA ESO SÍ ME ATENDIÓ A MÍ Y NO AL PASAJERO.
La gente ordenada consiguió salir, y yo tan sólo me dediqué a retratar un momento para que nunca pudieran decir que nunca ocurrió nada. Pero con mucho respeto, tanto que nunca saqué al enfermo casi fallecido, entre que volvieron a colocar la escalerilla y me bajé del avión pasaron unos 10 minutos en los cuales el desfribilador que trajo la cruz roja aún no estaba usándose aún.
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Bajamos completamente del avión, y a base de malas palabras nos dirigieron hacia la sala de embarque, obviamente sin ninguna explicación. A los 45 minutos volvieron los pasajeros médicos reconociendonos la noticia que más temíamos, y que por la tardanza de las ayudas y la falta de medios ya temíamos. El pasajero había fallecido.
Se me vino el mundo encima, y entendí, de que iba todo esto. Había que denunciarlo, hablé con todas las personas más cercanas y pedí ayuda para que me explicaran mucho de lo que no sabía, y fue cuando entendí en la mirada de los heroes que por desgracia se podía haber hecho mucho mas, y que todos, y así pasó que todos intentaron ocultar lo que había pasado. Ocultar un muerto es imposible pero, más imposible me parece como siempre que nadie se sienta ni siquiera ni un poquito culpable… Aquí me gustaría hacer una reflexión personal: es una pena enorme, gigante, que la falta de autoexigencia, y el no saber reconocer errores, nos estanque en la mediocridad y las islas no avancen al ritmo que su belleza y su poder natural deberían.
Poco después una señorita se nos acercó, serían las ocho y media de la mañana, para informarnos lo que ya sabíamos, que el pasajero había fallecido y que tardaríamos en salir. Era normal, a este punto mi cabeza tan sólo me permitía preguntarme a mi mismo porque un avión no tiene las medidas necesarias. Y entonces en la información que fui pidiendo a gente que sabía más que yo, me llegó la posibilidad de que no estuviera obligado por ley. Y pensé en Antonio Puerta, y en el ministerio de Sanidad y Aena.
Si me permiten otra reflexión personal, como es posible que los seres humanos seamos todos y yo el primero tan incongruente de permitir que estas compañías tengan unas restricciones tan estrictas, tan molestas, y como permitimos y no revisamos que ellos no sean tan estrictos en sus condiciones de seguridad y salud para con los pasajeros. Somos números nos repetíamos unos a otros, dinero para ellos. Y no hacemos nada para impedirlo.
A la hora, cosa así, la señorita que estaba dando la cara por una empresa que no tuvo la decencia nunca de acercarnos a un responsable, y que por supuesto no hizo absolutamente nada diferente a un avión que sufre una avería. Entonces la señorita, se nos acercó, y nos dijo bajito que nos tenía que dar una información desagradable y que para no tener problemas, debería no decirlo por megafonía. El avión que nos tenía que llevar a Sevilla, nuestro ansiado destino desde hacía para algunos 10 horas, o 4 para los más afortunados como yo. Se retrasaría otras 5 como mínimo, dice que nos traerían un avión a eso de las 3 de la tarde.
Se imaginan la reacción, claro también nos prometió un bono para poder comer algo por la espera, al menos parecía que alguna preocupación tendría la compañía. ILUSO DE TODOS NOSOTROS.
Pasaron un par de horas, y cansados de la falta de respuestas, y sobre todo de la falta de notificaciones y atenciones acerca de nuestra situación, nos encaramos la mayoría con la señorita, por arte de magia. Y fue por arte de magia, ya tenían preparado los bonos, y nos dejaban buscar las ansiadas maletas, que se demoraron más de una hora y media desde que el avión estaba vacío, y que como comprenderá el lector, había decenas de personas, entre ellas familias, que no tenían la cartera ni ningún enes personal para poder comprar un desayuno. Recuerdo para quien haya perdido la noción del tiempo que salimos del avión a las 7 y 35. Y ya eran las 11:35.
Nos dirigimos al mostrador, nos dieron un bono de 5 euros por cabeza. 5 euros, cuando a mí 1 hora antes un bocadillo y una cocacola me costó 7. Habría que hablar también de los precios abusivos de los aeropuertos, pero nos dieron 5 euros. Por presenciar una muerte y no darnos ninguna explicación. Indignante.
Por suerte y por desgracia, de aquí al final, lo único que puedo reiterar es que el trato recibido a partir de ahí fue ASQUEROSO, y lo reitero, ASQUEROSO, nos cambiaron la puerta cuando había mucha gente haciendo cola para embarcar, las personas que tenían prioridad de embarque y que iban en silla de ruedas (una de ellas era la señora de la operación de rodilla, a la cual una señora impresentable le denegó horas antes una silla de ruedas, y tuvieron que exigirle que las trajera, porque no quería, bochornoso) fueron las últimas en embarcar, por supuesto al cambiar de puerta las personas de más edad y las familias, tenían menos oportunidades de correr hacia la siguiente puerta y conseguir sitios juntos, yo por respeto me quedé uno de los últimos.
Cuando embarcamos, no pasó absolutamente nada especial. Absolutamente nada. Como si el avión que teníamos que coger fuera ese y no hubiera pasado nada.
Quiero terminar mi relato, aclarando que estoy a la disposición de cualquiera para aclarar cualquier punto en el que no esté de acuerdo, también, declarar que entiendo que los seres humanos cometemos errores, y que no se les exige a todos ser un héroe, pero las compañías aéreas y los aeropuertos que exigen al pasajero incontables medidas de seguridad, tienen la obligación moral y de ley en corresponder a los pasajeros ofreciendo unos servicios mínimos. Reales, de garantías. Y eso no pasa, desgraciadamente no pasa.
PD: Después de los insultos recibidos en los diferentes blogs y temas donde se han publicado la noticia, me doy cuenta de porque tenemos tantas fallas en estos casos. Me doy cuenta porque cada día la vida humana tiene menos valor, a lo único que se le da importancia es a salvar el culo. Pues no es así. yo pongo mi culo a disposición de quien lo quiera machacar porque necesito defender el derecho de todos los clientes de cualquier aerolínea, sea low o high cost, de saber que si ocurre algo que es probable porque son miles y miles de pasajeros diarios que soportan, tengan las mínimas garantías de que puedan tener UNA POSIBILIDAD DE SOBREVIVIR. ESA ES MI LUCHA, los insultos tan sólo demuestran la poca sensibilidad y sobre todo la falta de humanidad de algunas personas.
A todos mis compañeros del vuelo 1961 de Ryanair les deseo que puedan dormir, y que recuerden que ser feliz debe ser una prioridad porque nunca sabes cuando te va a tocar. GRacias por el compañerismo y por hacer de una experiencia traumática, una idea común de lucha por lo que consideramos justo.
José Luis Vega, pasajero 130 del vuelo 1961 de Ryanair del día 22 de Febrero del 2011.
GRACIAS A ELLA Y A LOS 3 PASAJEROS MÁS QUE AYUDARON E INTENTARON SALVAR LA VIDA DE ESTE PASAJERO. Los demás quieren permanecer en el anonimato, pero todo mi agradecimiento.
PARA TERMINAR ME GUSTARÍA QUE ENTRE TODOS CONSIGAMOS QUE ESTO PUEDA EVITARSE OBLIGANDO A LAS COMPAÑÍAS AEREAS A TENER UN DESA EN CADA AVIÓN.
UN ME GUSTA PUEDE SALVAR VIDAS. http://www.facebook.com/pages/Un-DESA-en-Cada-Avi%C3%B3n/105134652899357
Añado un enlace al Post de Tremendo Viaje que se hizo eco en primer lugar de lo sucedido! Gracias Kailos!
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